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La Plaza de la Herrería es una gran plaza situada en el borde del casco antiguo de Pontevedra (España), dentro de las antiguas murallas de la ciudad. Es la plaza principal del casco antiguo y tiene una superficie de unos 2.000 m2. Incluye las pequeñas plazas de la Estrella en el lado norte, la plaza de Orense en el lado sur y la plaza del Casto Sampedro en el lado este, lo que hace un total de casi 5.000 m2.
La plaza toma su nombre de las ferrerías que allí se ubicaban en la Edad Media, ya que los Reyes Católicos decretaron ciertas órdenes para armar a los caballeros españoles con armas de Pontevedra y Oviedo[1].
Las primeras referencias a la plaza datan de entre 1325 y 1330. En la Edad Media era conocida como Plaza de Trabancas,[2] y tomó el nombre de Herrería hacia 1820 en recuerdo de los antiguos artesanos y herreros que vivían en ella, que fabricaban todo tipo de armas e instrumentos de hierro y que alcanzaron fama en todo el país.
La plaza fue ampliada en el siglo XV para acoger el mercado de la Feira Franca,[3] un mercado libre de impuestos que comenzó a celebrarse en la ciudad por un privilegio real establecido por el rey Enrique IV en 1467.
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La plaza en sí pronto se convirtió en un importante espacio central de la ciudad, ya que en ella se encontraba el ayuntamiento y otros edificios de gran importancia institucional y política, como el palacio de la Diputación Provincial de Pontevedra, muy próximo. Era conocida como Plaza del Ayuntamiento. En agosto de 1911 se erigió en el lado oeste de la plaza, junto a la Alameda, el monumento a los héroes de Puente Sampayo, diseñado por Julio González-Pola y García con motivo del primer centenario de la batalla de Ponte Sampaio contra los franceses[4], en el emplazamiento de un pequeño estanque circular de piedra que había sido retirado. La estatua estaba rodeada de un pequeño jardín delimitado por una pequeña verja de hierro y así permaneció hasta la década de 1960[5].
En la década de 1970, se amplió el ajardinamiento alrededor del monumento a los héroes de Puente Sampayo y se retiró la verja de hierro forjado[5]. El 4 de abril de 1983, el entonces presidente de la Xunta de Galicia, Gerardo Fernández Albor, inauguró una fuente luminosa de chorros múltiples que rodeó el monumento durante años. En 2009 fue desmontada al iniciarse las obras del nuevo aparcamiento subterráneo de la plaza[10].
Noticias del mundo Pontevedra, España: una ciudad sin coches
La ciudad de Pontevedra, en el noroeste de España, es conocida por su bien conservado casco antiguo medieval y sus hermosas calles empedradas. Sin embargo, la ciudad también se ha ganado la atención mundial por algo totalmente distinto: su estrategia de movilidad urbana, que ha convertido su centro en un paraíso casi totalmente libre de coches.
Desde que Pontevedra iniciara su transformación urbana hace más de 20 años, en 1999, ha dejado a ciudades de todo el mundo asombradas por su progreso: ha pasado de estar atestada de coches a estar prácticamente libre de ellos. Ha sido todo un cambio: Antes de que el ahora alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, llegara al cargo, la ciudad estaba en franca decadencia y excesivamente contaminada.
Hablamos con Xosé Cesareo Mosquera, jefe de infraestructuras de la ciudad, para que nos cuente cómo Pontevedra ha cambiado: “Era una ciudad triste y estresada, la gente sentía que tenía que escapar a vivir a las afueras”. La restauración que comenzó a principios de siglo remodeló por completo la ciudad hasta convertirla en un referente internacional en planificación urbana y políticas de movilidad sostenible.
Pontevedra. Plaza de la Leña.
La CT Pontevedra está diseñada y planificada en torno a las comunidades locales a las que sirve. Los CT se construyen de forma sostenible y se gestionan cuidadosamente para crear oportunidades, fomentar el espíritu emprendedor y alimentar el crecimiento económico.
El equipo de planificadores e ingenieros de LKY tiene muy en cuenta el comercio y el tejido social de la comunidad para aplicar un enfoque comunitario más natural y abierto a la urbanización.
El diseño del CT tiene en cuenta el volumen y la profundidad de la fachada del edificio para complementarse con la comunidad, al tiempo que realza estéticamente su entorno mediante un juego dinámico de superficies. Los balcones abiertos y los hombros arquitectónicos que sobresalen de la estructura actúan como un gráfico de identidad y una marquesina funcional que crea sombra y reduce el consumo de energía. La marquesina central flotante de la fachada establece la señalización del centro y enmarca la entrada principal. También introduce un claristorio que proporciona luz natural y ventilación.
Los colores tierra del edificio, combinados con la forma y la silueta, dan una suave impresión de bienvenida a un hogar luminoso y vibrante de empresarios locales, minoristas y proveedores de servicios. Los pasillos porticados cubiertos protegen de elementos naturales como el sol y la lluvia.
